
21 Ene Acoso escolar: intimidación, humillación, maltrato ¿Qué hacer?
Según diversos informes –Save the children, Unicef, Cisneros–, aproximadamente un 10% de niñas y niños en España sufre acoso escolar.
Entendemos por acoso escolar, cualquier forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce de manera reiterada (más de 3 veces) dentro del ámbito escolar.
¿Qué puedo hacer si tengo constancia de que mi hija o hijo está sufriendo acoso escolar?
1. Escucha con atención plena, sin interrumpir y sin juzgar.
Nuestros hijos necesitan saber que les vamos a creer y apoyar incondicionalmente. Que siempre nos van a tener de su lado.
El acoso genera un gran sufrimiento. No obstante, en la mayoría de las ocasiones, nuestros hijos no son capaces de reconocerlo abiertamente. O bien, tardan en hacerlo (la media suele ser 13 meses).
Las razones más corrientes son:
- Sienten miedo.
- No quieren hacer sufrir a sus padres.
- Temen pasar por débiles.
2. Actúa con la máxima rapidez.
Es necesario atajar la violencia cuanto antes. Debemos frenar el acoso desde sus primeras manifestaciones ( a partir de la tercera queja). Cuanto más tiempo pase, más difícil será la solución.
El acoso escolar mina poco a poco la resistencia psicológica de las víctimas. Trascurrido un tiempo, puede dar lugar a síntomas depresivos, trastornos de estrés postraumático, miedo a ir al colegio y afectar significativamente su rendimiento académico.
- Informa por escrito a tutoría. De esta forma quedará constancia de que han tenido conocimiento de los hechos. Es responsabilidad del centro garantizar la seguridad de los menores que se encuentran en el mismo.
- Solicita reunión con tutoría –y si fuera necesario, también con dirección– para abordar el asunto personalmente.
3. Anota, a diario, en un documento cada nueva situación de acoso –por sutil que sea–.
- Pide a tu hija/o –siempre– que te ayude a redactar lo que ha ocurrido.
- Informa de todas las nuevas situaciones al centro escolar por lo menos cada quince días –por escrito y presencialmente–.
4. Si la situación persiste, solicita –por escrito y personalmente– que se implante un Protocolo de Acoso Escolar.
El centro tiene dos labores fundamentales: proteger a la víctima y sancionar al acosador.
Los protocolos bien implementados tienen muy buenos resultados. Con frecuencia consiguen que quien acosa:
- No encuentre observadores, lo que dificulta que se consolide como líder.
- Compruebe que la violencia no es rentable porque es sancionada y despreciada.
- Sea rechazado por los testigos.
Los padres tienen derecho a que se les informe de cómo va el proceso y contrastarlo con sus hijos.
5. Si las medias anteriores no funcionan, denuncia la situación a la Inspección Educativa.
6. Si fuera estrictamente necesario, cambia a tu hija/a de centro escolar.
Aunque esto debe hacerse en caso extremo. Antes hay que trabajar la autoestima, la comunicación, la protección.
7. Educa a tus hijos para que:
- No acosen, ni agredan. Anímales a ser pacíficos. Aunque en el momento actual, virtudes como la bondad, la nobleza o la empatía son consideradas como debilidades, es más positivo que las interioricen como fortalezas.
- Nunca jamás permitan que los acosen, ni agredan.
- Si son agredidos, siempre se defiendan y protejan.
- Compartan con sus padres y profesores lo que les ocurre. Sepan que no está solos.
- Denuncien cada agresión, sin temor a que se les llame chivatos, cobardes o débiles.
Para terminar, ten en cuanta lo siguiente:
- No niegues el problema, ‘Tienes muy poco aguante’.
- Nunca pongas en duda su relato, ‘Eres muy quejica’.
- Evita relativizar sus emociones.No quites importancia a lo que te cuenta. No mires para otro lado. ‘Esto siempre ha ocurrido y no pasa nada’.
- La responsabilidad de lo que ocurre no es suya, es del acosador y de los mirones, ‘Algo habrás hecho tú también’.
- Si no desea asistir a actividades extraescolares voluntarias, no lo obligues.
- Pedirle que se haga amiga/o de sus acosadores para ‘integrarse’ es un error.
- No le pidas que cambie su forma de ser.
- No le definas de ‘blando’, ‘tonto’, ‘nenaza’, ‘bobalicona’ (calificativos escuchados por mi a algunas madres o padres).
Implícate. No olvides que te necesitan para superar la situación.
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