Hijo, deja de llorar y sonríe, todo está bien. Esto no es empatía
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empatía

Hijo, deja de llorar y sonríe, ¡todo está bien!

¿Es tener empatía decir ‘No llores y sonríe’?

La empatía es un tema del que con frecuencia habla el filosofo budista Thich Nhat Hanh. Una de las citas que más me gusta es:

“El regalo más preciado que podemos dar a otros es nuestra presencia. Cuando nuestra atención plena abraza a los que amamos, florecen como flores”.

La empatía es una capacidad programada genéticamente en nuestro cerebro que nos permite sintonizar con los sentimientos de los demás.

Es una estrategia que nos permite entender a la persona y ponernos en su lugar. Nos faculta para ser más receptivos y establecer una relación emocional profunda con ella.

Pero no siempre somos capaces de desarrollar la empatía.

En ocasiones, por alguna alteración psicológica, como el trastorno antisocial de la personalidad, en otras, por puro desconocimiento.

Me desagrada que alguien me diga ‘no es para tanto’, ‘no tiene importancia’, ‘eres muy afortunada, esto es irrelevante’. Nunca me ha gustado. Muchas veces no hago ningún comentario, pero me molesta profundamente. Por eso, nunca lo he hecho ni con mis hijos, ni con nadie.

Suelo implicarme mucho, en ocasiones, más de la cuenta. Y si no quiero implicarme, escucho de forma activa y no digo nada.

Sé que mis seres queridos, cuando hablan así, lo hacen con su mejor intención. Pero pienso que es una forma de escabullir el bulto, una forma de no quererse implicar en mi sufrimiento, una forma de no ser empático.

Con frecuencia me pregunto por qué, …..

Si estamos programados genéticamente para desarrollar la habilidad de la empatía, nos cuesta tanto trabajo ser empáticos, por lo menos, con los que más queremos.

Supongo que.

  • Para unos, tiene que ver con el modelo educativo que han tenido en casa.
  • Para otros, con esta tendencia social actual de ‘todo está bien, sonríe’.
  • O bien, con el egocentrismo egoísta que nos invade.

Cuando un hijo o una hija llega a casa llorando o realmente triste. Con frecuencia intentamos hacerle ver -con la mejor de las intenciones-, que ese ‘asunto’ no es tan importante como para que sienta tanto dolor. Le decimos indirectamente, ‘es una estupidez que sufras tanto por una chorrada como esa’.

Quizás no sepamos que, esta forma de minimizar las emociones de un hijo, es la peor manera que existe para ayudarle a gestionar sus emociones y la mejor para que desarrollen la empatía.

 

En momentos de dolor, nuestros hijos necesitan una madre y un padre que les.

  • Arropen, sostengan y apuntalen.
  • Muestren el camino para gestionar esa ‘pena’.
  • Motiven a expresar sus sentimientos.

Y no que les motiven a enterrarlos.

Infravalorar o ningunear las emociones de otros, puede parecernos positivo, porque nos hace pensar que así les ‘ayudamos’ a olvidar pronto su ‘problema’. Pero lo que hacemos es enseñarles el camino de cómo encubrirlos

Es necesario sentarse a su lado, tomar conciencia con ellos de la situación y sentir con ellos su dolor.

Y esto es lo quiero también para mi.

 

 

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