Mujer, empleo de calidad y desventajas para conciliar
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Mujer, empleo de calidad y desventajas para conciliar

Según las declaraciones del Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, si aumentara el número de mujeres que se incorporan al mundo laboral y se aprovechara -en su totalidad- el talento femenino, el Estado tendría suficiente capacidad económica para pagar las pensiones de los españoles.

En la misma línea, el último informe del Instituto Nacional de Estadística asegura que el aumento de mujeres en el mundo de la empresa tendría un impacto muy positivo en la economía nacional.

Entonces, ¿por qué no se promueve desde el Estado y la Empresa la incorporación de la mujer al mercado laboral de calidad?

Y digo de calidad, porque la incorporación mayoritaria de la mujer a algunos sectores del mercado laboral ya es un hecho, pero están relacionados con los servicios y las ventas, lo que significa que el 30% de las mujeres que trabajan, ejercen de camareras, peluqueras, dependientas, azafatas, policías y bomberas[1]. Situación que sigue perpetuando la feminización de la pobreza y la continuidad de creencias prefijadas que nos siguen relegando al espacio doméstico y asistencial.

Volviendo a la pregunta de por qué no se promueve la incorporación de la mujer al mercado laboral de calidad, me gustaría resaltar tres razones:

En primer lugar, porque existe un elevado número de estereotipos y prejuicios en torno al desarrollo de tareas de responsabilidad por parte de la mujer dentro la empresa, tales como la falta de liderazgo.[2]

En segundo lugar, porque encontramos una gran cantidad de condicionantes de género dentro de la sociedad actual, que hacen que sea todavía muy difícil para la mujer acceder a posiciones de liderazgo en el mundo laboral.

Y, por último, por el elevado número de barreras psicológicas, sociales y emocionales de la sociedad en torno a los puestos de relevancia desarrollados por mujeres.

Los obstáculos que encuentra una mujer para promocionar dentro del mundo laboral son incuestionables. A nosotras se nos exige más y se nos valora menos, sin olvidar al 18% de mujeres que sufre presiones por parte de la empresa al quedarse embarazadas[3] .

En diferentes estudios[4] se ha podido constatar que un 30% de ejecutivas decide renunciar a su carrera profesional ante la dificultad de conciliar trabajo y vida personal. Al ser preguntadas, la mayoría de estas mujeres aseguraron que la causa principal de su renuncia eran las responsabilidades familiares. Y es que aún, no está muy extendida la idea de corresponsabilidad dentro del hogar y la mujer sigue siendo la principal responsable de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos.

Con tal desigualdad, la incorporación de la mujer al mercado laboral parte con una desventaja importante, tanto en la jerarquía dentro del trabajo, como en la duración de la jornada. Según la última encuesta del INE [5], mientras que las mujeres invierten cuatro horas diarias a las tareas del hogar, los hombres dedican solo dos “en el mejor de los casos”.

Pero esta desigualdad también tiene como consecuencia una significativa brecha salarial entre ambos sexos[6]. Las mujeres cobramos en torno a un 30% menos que los hombres.

Varias razones pueden explicar esta circunstancia:

  • La alta concentración de mujeres en ocupaciones con salarios bajos.
  • El menor sueldo para las mujeres que para los hombres por desempeñar trabajos idénticos dentro del mismo escalafón.
  • El mayor número de contratos a tiempo parcial para las mujeres, al contrario que para los hombres, que en su mayoría son a tiempo completo.
  • Pensiones más bajas para las mujeres. Si una mujer ingresa menos a lo largo de su vida laboral, también cobrará menos pensión. Según la Oficina del Parlamento Europeo[7], las mujeres españolas cobran de pensión, en torno a un 40% menos que los hombres.

Y a menos ingresos económicos, menos poder, no solo a nivel familiar, sino también, institucional. En las empresas privadas más influyentes de España las mujeres no ocupan más de un 10% de los asientos de los Consejos de Administración.

Desde mi punto de vista, el Estado debe facilitar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres con políticas formativas y de conciliación adecuadas y eficaces.

De igual manera, los empresarios tienen que concienciarse de que la incorporación del talento femenino a sus compañías, influirá directamente en la cuenta de resultados a final de año.

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