
06 May ¿Poner límites a nuestros hijos?
Mantener el control…………… y la calma
«No consigo que me obedezcan, me desafían constantemente»
Una dificultad que en ocasiones nos encontramos en casa es cómo marcar límites –o puntos de referencia– a nuestros hijos de forma adecuada, sin caer en la postura –errónea desde mi punto de vista– de dejarles hacer lo que les venga en gana, basándonos en una política de no-frustración. Estrategia que afectará negativamente a la adquisición de futuras competencias de autocontrol y auto-regulación, claves en el desarrollo estable y sano de su inteligencia emocional.
Cómo marcar los límites
Los principios básicos son:
- marcar los objetivos que queremos alcanzar –razonables y responsables–
- delimitar unos criterios claros para su cumplimiento
- hacer palpable nuestra autoridad y no nuestro autoritarismo.
Los padres debemos asumir que somos la autoridad, sin olvidar que también seremos los líderes en donde nuestros hijos se reflejarán. Nuestros hábitos, por tanto, deberán manifestar en todo momento nuestras palabras.
De igual manera, los padres debemos:
- fomentar la independencia de los niños
- invitarles a tomar decisiones con un riesgo calculado y con cierta posibilidad de fracaso
- aprender a celebrar el logro
- analizar el no-logro
- escuchar lo que nos dicen (o no dicen) nuestros hijos
- ofrecerles la ayuda necesaria y suficiente –pero no excesiva– para conseguir sus objetivos y superar sus miedos.
No debemos olvidar que nuestros hijos necesitan –y esperan– que les marquemos límites claros sobre lo que debe o no debe hacer.
Esto les ayudará a entender e integrar las normas que rigen el mundo que les rodea, le ayudará a sentirse seguros y a tener un buen concepto de sí mismo ya que las normas ofrecen pautas claras de conducta a la que aferrarse en los momentos de dificultad y tener como referencia.
Normas para poner límites
A la hora de poner límites debemos tener presentes ciertas normas fundamentales:
- clarificar los objetivos
- dar ejemplo
- ser comprensivo
- ser objetivos
- mostrar firmeza aunque no autoritarismo
- mantener un clima familiar cálido
- abierto y cariñoso
- inspirar confianza y convencimiento
- marcar pautas claras, precisas, concisas y de fácil ejecución
- adoptar una mentalidad flexible
- aceptar alternativas
- repasar de forma constante la validez de los límites impuestos
- mantener una actitud comunicativa y explicar los motivos
- acentuar lo positivo
- controlar las emociones negativas
- dejar claras las expectativas y su finalidad
- mostrar unanimidad de criterio.
En definitiva, debemos transmitirles la idea de que sabemos que es difícil, pero que sabemos que pueden conseguirlo, y por ello les exigimos.
Y como además sabemos que les cuesta trabajo, reconocemos su esfuerzo, lo que les hará confiar en nosotros, sentirse seguros y aceptar los límites de forma más positiva y eficaz.
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