
20 Abr Secuelas del confinamiento en niños y adolescentes
Secuelas del confinamiento en niños y adolescentes. Tengo cada día varios mensajes preguntándome si dos meses de encierro pueden afectar al desarrollo físico y cognitivo de los hijos. Al final dejo el video que he compartido en YouTube.
Mamis y papis me cuentan que están valorando qué hacer a partir del día en que nuestros niños puedan volver a salir a la calle. Y mi respuesta siempre es la misma. He encontrado investigaciones que explican las repercusiones del confinamiento en adultos. El viernes pasado escribí un artículo donde contaba algunos de los estudios empíricos que había revisado. Dejo la entrada al final.
Pero no los he encontrado de niños o jóvenes. Excepto, cuando hablan de las secuelas en enfermos confinados en casa o el hospital. Y para qué os voy a engañar. Creo, que estos casos, tienen poco que ver con la situación que estamos viviendo con el Covid19.
Ya hemos hablado en otros artículos de la curva emocional. Y sabemos que, con frecuencia, en un primer momento, todos sentimos miedo. En relación a los más pequeños, si les explicamos qué está ocurriendo de forma adecuada, irán comprendiendo la situación.
Secuelas del confinamiento en niños y adolescentes
Además de miedo, nuestros menores pueden tener irritabilidad, llantos frecuentes, enfados excesivos, tristeza o incluso, conductas poco aceptables, como:
- Portarse mal.
- Tener malas respuestas.
- Saltarse las normas, etc.
Lo que no quiere decir, que tengan afectación psicológica. Puede ser, en palabras de la vicepresidenta de la asociación española de pediatría, que ‘están cansados de estar en casa’.
Es difícil que un confinamiento de dos (o tres meses, como en China), altere el crecimiento físico o cerebral de un menor sano, que no viva en situación de vulnerabilidad social.
Desde el punto de vista del neurodesarrollo, las tareas escolares son suficientes para que siga produciéndose avance cognitivo.
Soy una gran defensora (como ya he dicho en varias ocasiones) que los chicos hagan tareas escolares en casa. A lo que podemos añadir más actividades cognitivas, como oír música, leer, hacer puzzles, etcétera, etcétera. El sistema nervioso humano, y sobre todo, el de niñas, niños y adolescentes, es tremendamente plástico y adaptable. Lo que nos hace pensar, que con este tipo de actividades, el desarrollo cognitivo de nuestros hijos no se verá afectado.
Secuelas del confinamiento en niños y adolescentes
Desde el punto de vista físico, una dieta saludable y ejercicio en casa (si es posible por espacio y otras circunstancias) es suficiente para que no haya afectación. Aunque es verdad, que en los últimos días se están viendo niños con cuadros de fiebres, tos o gastroenteritis.
Así que, de entrada y con los datos que actualmente tenemos, no deberíamos estar preocupados por el desarrollo físico y psicomotor de niños sanos que no vivan en hacinamiento.
Esto no quiere decir, que se sientan contrariados. De golpe, se ha reducido drásticamente su libertad de movimiento. Ya no corren, de forma más o menos libre por en el parque, por el campo, por donde sea.
E igualmente, se han reducido sus movimientos dirigidos, como cuando están practicando educación física o cualquier otra actividad deportiva.
Es más que razonable, que echen en falta el juego libre, tan beneficioso para su desarrollo integral.
Ese juego en el que ellos deciden. Es decir, toman decisiones sobre:
- Cómo jugar.
- A qué jugar o,
- Con quién quieren jugar.
Esas maravillosas actividades libres donde ellos:
- Establecen sus propias reglas.
- Eligen los materiales con los que van a jugar y,
- Deciden, sin la intervención de un adulto, cuándo van a dejar de jugar.
Secuelas del confinamiento en niños y adolescentes
Me pregunto, de todo esto, qué van a poder hacer cuando salgan a la calle y en qué condiciones.
Me pregunto qué tipo de uso van a hacer los menores de 7/8 años de las mascarillas, por mucho que los hayamos preparado durante días para que hagan un uso correcto. Porque no olvidemos, que la mayoría son asintomáticos y portadores del coronavirus y el objetivo es evitar que contagien, para que no tengamos que volver al confinamiento. Todos sabemos que aún no se han hecho test PCR de forma generalizada como en otros países europeos, como por ejemplo Alemania.
Tengo duda (y no estoy diciendo desconfianza) de cómo van a gestionar su deseo de juego libre, por mucho que les hayamos estado preparando con las mejores herramientas didácticas. Por mucho que les hayamos enseñado a respetar normas sociales de distanciamiento y de higiene de manos extrema. Hay que dejar muy claro a los niños que ahora no podrán jugar de forma libre y menos, con sus amiguitos.
Los adultos no podremos bajar la guardia. Muchos niños no tienen la suficiente capacidad de autocontrol. Nosotros somos responsables de que no sean un posible foco de infección por no cumplir las normas oficiales.
Secuelas del confinamiento en niños y adolescentes
Me consta que este asunto se está debatiendo en diversas asociaciones científicas de pediatría de nuestro país. Es un tema delicado. Todos tenemos ganas de salir. Pero, según me han comentado varias pediatras con las que he hablado, debemos ser conscientes de que,
‘si no lo hacemos bien, puede haber un rebrote en el numero de casos y de fallecimientos’.
Un adulto puede controlar la distancia de 2 metros, el buen uso de mascarillas, el lavado de manos frecuente, etc., pero con los niños es más complicado:
¿Por qué es más complicado? Porque:
- No controlan bien sus secreciones: babas, mocos.
- Es lógico que se les pase ponerse el antebrazo al toser o estornudar, si están jugando.
- No saben calcular cuánto es la distancia de seguridad, a no ser que los tengamos todo el tiempo bien agarrados de la mano (lo que les impide jugar).
Es importante que no demos un carácter patológico a cualquier síntoma que veamos en niños y adolescentes (siempre y cuando sean sanos y no vivan en condiciones de vulnerabilidad).
- Es lógico que estén hartos, aburridos y cansados.
- Les cueste concentrarse.
- Se pongan respondones y chinchosos.
- Lloren sin sentido.
- Les duela la tripa o la cabeza.
- Sientan algo de ansiedad el primer día que salgan a la calle, con lo que han oído del bicho.
Pero, de ahí, a hablar de que los niños van a tener traumas físicos, psicológicos o cognitivos es un exceso.
Secuelas del confinamiento en niños y adolescentes
Entiendo que el encierro no es igual para todos. Cada familia tiene unas circunstancias. Hay menores viviendo en espacios muy reducidos y en condiciones de especial vulnerabilidad. Pero mientras no nos hagan test rápidos (en Alemania se están haciendo test masivos. ¡200.000 diarios!) las pediatras con las que he hablado y yo misma apelamos a la responsabilidad de todos.
Estamos viviendo una situación extraordinariamente difícil. No nos agobiemos porque nuestros hijos vayan a tener secuelas por estar dos meses confinados. Es bueno educar en la adversidad. Es bueno que sepan que se tienen que quedar en casa por su bien y por el de todos.
En esta situación y sin saber quién es positivo, quedarse en casa puede ser, dentro de todo, la menos mala de todas las alternativas.
Si te ha gustado y lo crees oportuno, comparte, por favor.
Para terminar, me gustaría hacerte dos preguntas.
¿Crees que tus hijos necesitan salir a la calle de forma inminente?
¿Me puedes explicar por qué?
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