Creo que mi hijo fuma - Tabaquismo juvenil
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Creo que mi hijo fuma

Según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, entre los jóvenes, el consumo de tabaco es mayor en las mujeres que en los hombres y destaca que 3 de cada 10 estudiantes de entre 14 y 18 años reconocen haber fumado tabaco en el último año.

De todos es conocido los riesgos del tabaco. Sin embargo, muchos padres fuman, y, sobre todo, delante de los hijos, lo que comporta no solo un gran riesgo para su salud, sino que es el peor de los ejemplos: la probabilidad de que un niño fume es mayor si sus padres lo hacen.

Las razones por las que un joven fuma pueden son diversas y dependen de numerosos factores: se sienten adultos, se sienten importantes, piensan que son más ‘guais’, creen que serán mejor aceptados por los amigos, etc.

Desde mi punto de vista, la última razón es la más relevante. La sobrevaloración del grupo de iguales a estas edades es muy elevada y la necesidad de sentirse aceptados y ‘valorados’ por los ‘colegas’ esencial para su estabilidad emocional.

Para empezar, lo más importante es prevenir la adicción al tabaco en los hijos, y para ello, lo primero que tenemos que hacer es dar ejemplo. Si tú fumas, tu hijo se sentirá más familiarizado con el tabaco, será fumador pasivo y con seguridad sentirá atracción por él. Así que, ¿no sería buena idea dejar de fumar?

Si no tienes pensado dejarlo, ¿qué te parece no volver a coger un cigarrillo en casa, NUNCA? Así tienes más fuerza a la hora de exigir a tu hijo que tampoco lo haga. Es importante que cumplas tu compromiso de no fumar –o no hacerlo por lo menos en casa–. Cumplir los pactos es otra forma de dar ejemplo a tu hijo.

De igual manera, debes hablar con tu hijo –y sobre todo escucharle– e intentar averiguar las razones que le han llevado a fumar. Explícale las consecuencias negativas para su salud si sigue con la adicción y las positivas si la abandona.

Otra idea es practicar con tu hijo diferentes formas de decir no asertivamente. Deberás ayudarle a reafirmar su personalidad y autoestima sin necesidad de recurrir al tabaco. No es fácil mantenerse firme, sobre todo en la adolescencia, cuando tus amigos fuman y te invitan a compartir experiencias. Por eso es tan importante que le ayudes a aprender a tomar decisiones y le guíes para que sepa mantenerse seguro cuando tome una decisión.

No le grites, no le insultes, no le prohíbas fumar, te aseguro que esto le hará fumar más. Habla una y mil veces, no pierdas la paciencia. Intenta hacerle ver lo peligroso de este hábito.

Razona desde el cariño, el amor, la lógica y no desde una posición de autoridad.

Llega a un acuerdo y cúmplelo: si fumas, dejadlo juntos, si no fumas, piensa en algo que sirva a tu hijo como referencia para seguir tu modelo.

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